NO PARAR HASTA CONQUISTAR. CUENCA NUNCA SERÁ LO QUE MERECE MIENTRAS LOS CACIQUES DIRIJAN NUESTRA PROVINCIA



martes, 27 de mayo de 2014

EL FASCISMO QUE EXISTIO

"El fascismo existió, sin duda, pero ¿qué fue en realidad? ¿Tiene algo que ver el fascismo que nos muestra la ideología antifascista inoculada cotidianamente por los poderes públicos con el factum histórico del fascismo? Veremos que sí, pero que el fraude ideológico estriba menos en aquello que se dice, que en lo que no se dice tanto del fascismo como de sus adversarios políticos e ideológicos (comunismo, sionismo y liberalismo). De manera que, conviene aclararlo también, la burda estrategia negacionista consistente en minimizar la existencia del holocausto judío es una caricatura de lo que aquí entendemos por crítica filosófica. Bajo régimen nacionalsocialista alemán perecieron millones de hebreos y éste es un hecho cuya negación pertenece al orden de la propaganda política ultraderechista. La cuestión es muy otra. La cuestión es cómo sucedió realmente y por qué este caso, que ha tenido sus fiscales, jueces y condenados, es remachado una y otra vez en la conciencia pública, mientras el imaginario ciudadano -cuya pasividad aterra- ignora que otros millones de personas fueron torturadas y asesinadas bajo regímenes marxistas acusadas de "fascistas" (y de otros estigmas análogos a efectos de imputación). Ese acontecimiento genocida, empero, ni siquiera ha sido objeto de un proceso judicial equiparable al de Núremberg. Por no hablar de los crímenes cometidos contra el pueblo alemán, antes y después de Auschwitz, cuyas víctimas fueron civiles inocentes y prisioneros (militares) ya desarmados. La democracia apela a la igualdad de todos los hombres como uno de sus valores legitimadores fundamentales, pero de este principio se desprende la igualdad de las víctimas. Por tanto, un genocidio conocido y ya condenado, cuya memoria se ha celebrado hasta el hartazgo, ¿no debería pasar discretamente a segundo plano, al menos mientras existan genocidios impunes y olvidados? Mas si esto es así desde una lógica democrática elemental, choca empero con la realidad, asaz distinta, de la ideología vigente, una circunstancia anómala pero normalizada que correspóndase nada menos que con nuestra realidad moral cotidiana. Ahora bien, ¿no nos empujará este hecho a dudar, a hurgar en la llaga de cuáles son las verdaderas motivaciones del presunto “humanitarismo” antifascista? El cuestionamiento de tales intereses, su desenmascaramiento ético y la determinación de lo que el (anti)fascismo fue realmente, representan, en fin, el haz y el envés de un mismo problema." La Marca Hispánica, 26 de noviembre de 2007.